lunes, 20 de junio de 2011

JOAQUIM RIBA



Joaquim Riba. TRAÇOS DE LA VIDA.


Me ha hecho mucha ilusión asistir a la inauguración de la exposición de pinturas de mi buen amigo Joaquim Riba en el concurrido “Pedralbes Center” de Barcelona. Tal vez y con más ilusión respecto a otras muestras a las que acudo invitado por parte de tantos cofrades que me aprecian y aprecio y que en esos momentos de desnudarse ante el público, puesto que el mostrar algo tan íntimo, frágil y silencioso como la propia obra, que no es ni más ni menos que la propia vida, muestran sus carnes abiertas, su transitar emocional por esta vía estrecha de la vida, necesitando el apoyo y el hombro de aquellos que entendemos el extraordinario, e insisto, nada fácil, hecho de mostrar en este caso, el de Joaquim, tan ínfimas y a la vez infinitas pequeñas obras . Decía, que tal vez me hace más ilusión con respecto a otros eventos similares y lo digo sin duda por la excepcionalidad de este.

Conozco a Joaquim Riba desde hace unos 25 años, y si nos remontamos a aquellos tiempos, nos lo encontraremos como galerísta, junto a otros socios de una brillante Galería barcelonesa de la zona del Born, “Arcs & Cracs”, calle de Flassaders. Precisamente, esta fue una de mis primeras galerías en aquellos tiempos en los que se hacían los célebres “one man show” y los artístas teníamos nómina. Él, industrial textil de Sabadell y deportista del motor, destacaba entre muchos otros amigos por una latente dimensión humana a flor de piel, él y como nó su compañera y esposa Roser, personalidad que merecería unas extensas líneas paralelas, y cuyo perfil incluso en cuanto a humanidad, algo ya de por si difícil, superaría al de Joaquim.

Aquella Galería, cerraría sus puertas por problemas relacionados por un brote de esta ya cada vez más asumida crisis económica y sin tener necesidad, ejemplo de generosidad, Joaquim y Roser, favorecieron que continuara teniendo un espacio donde trabajar, la galería se hacía cargo de ello en su momento, ahora lo hacían ellos, puesto que me ofrecieron durante un tiempo, el más extraordinario espacio que un artista pueda desear e imaginar. Una auténtica nave industrial de su propiedad, antigua nave de “cosedoras” textiles a pocos metros del aeródromo de Sabadell. ¿A cambio de qué?:de nada. Amistad, sonrisas y poco más. Debo reconocer aquellos tiempos como pertenecientes a esa rara y efímera felicidad que muy de tanto en tanto nos acompaña a los mortales.

Joaquim sufrió un buen día un terrible accidente de motocicleta que nos hizo temer lo peor. Afortunadamente y poco a poco fue saliendo de esta oscura situación para paulatinamente y no sin esfuerzo y con el incondicional apoyo de sus queridas Roser y Laia, familiares y amigos, de los de verdad, volver a brillar con aquella luz propia que le caracterizó. Joaquim experimentó sin la menor duda el valor terapéutico del arte, bueno, el ya tenía y tiene una gran sensibilidad hacia el arte y la creatividad, algo cultivado incluso en las dimensiones industriales en su actividad textil, debiendo manejar tramas, texturas, combinaciones cromáticas. Joaquim, muy bien dirigido y motivado, cogía sus tintas, papeles delicado y pinceles y exprimía sus universos en la concreción de una pincelada, un difuminado, un delicado y excelente rasgo gestual. Continuamos nuestras andaduras, tal vez dilatando nuestros encuentros por la complejidad de nuestras respectivas idiosincrasias, vitales, dinámicas e imparables. Coincidiendo en mis inauguraciones, escribiéndonos y llamándonos de tanto en tanto, sabía de su evolución artística y creativa.

Me miro esta muestra que hoy nos deleita, desde algunos puntos de vista sorprendentes que debo comentar y que refuerzan mi idea de sorpresa.

Encuentro una personalidad creativa muy valiente en este pintor. Liberado de excesos, incluso liberado de una en ocasiones innecesaria figuración, Joaquim se adentra en los difíciles territorios de la abstracción, y digo difíciles pues es muy habitual caer en esa anarquía de la mancha bruta, orgánica e insultante. Todo lo contrario, esta abstracción, elegante, equilibrada, resulta una proyección de su latir, una extensión de si mismo en el papel, un ir y venir de su respiración transmutado en forma y color. Sin la menor duda estas pinturas tienen una profunda dimensión metafísica en cuanto a que ellas y Joaquim son inseparables, puesto que ellas y Joaquim son lo mismo. Y ello solo pasa, raramente, cuando hay un gran equilibrio interior, y este caso, no me cabe duda, viene impulsado, cuestión alquímica, por su bondad natural. Aquí recuperaríamos ad-hoc aquella reflexión Rousseauniana relativa al hecho de que la bondad trae, más tarde o temprano , el éxito seguro. Claro que incluso podríamos vincular esta reflexión desde un contexto budista, hinduista e incluso jainista a la idea karmica de la ley de “causa y efecto”.

Otra reflexión que me suscita la personalidad creativa y obra de Joaquim Riba, está relacionada con la relativización del fenómeno exitoso del creador artístico. Lo digo porque Joaquim, sin exponer en galerías de renombre, sin ser excesivamente conocido, tiene una calidad artística que muchos encumbrados y ególatras creadores quisieran tener. Claro, él dispone de aquello que muchos de ellos carecen, sin duda una humanidad que se reorganiza y dimensiona en esta sutil, poética y magnífica obra. Obra la cual no deseo mostrar en esta intervención crítica puesto que así, y nuevamente en lo sorpresivo, descubrirán y disfrutarán aquellos que se acerquen sin referencias al Pedralbes Centre.

Felicidades Joaquim!!!!!!!!!!!.


" La pintura, que no deja de ser una extensión "In extremis" de todo lo poético, es un veneno nectáreo y dúlce, capaz de vigorizar al digno (aquel que entiende la vida como un tránsito de crecimiento que concluye con la trascendencia) y hundir y asesinar al impio ( el ignorante que reniega de su trayecto lógico de crecimiento)" .

RAFA ROMERO.
Pintor.

Joaquim Riba. TRAÇOS DE LA VIDA.
Del 1 al 30 de junio. Pedralbes Centre. Barcelona.
Comisariado por Susana Frouchtmann.