5 POEMAS DE MARZO.
Improductivos empeños
El sabor de las pesadas afectaciones es dulce y lento.
El mundo se para ahí, en las emulsiones densas del sentir.
Arriba, las aguas superiores parecen no percatarse del duelo
y sueltan sus ínfimos corpúsculos, lluvia fina,
que no consigue refrescar tanta cerrazón.
¿Porqué nos empeñaremos en ser enterrados en Istanbul,
cuando morimos en Atenas?,
¿acaso no son todos los camposantos iguales?.
¿Acaso las lombrices que horadan la tierra
no son igualmente ciegas en oriente que en poniente?.
No solo el hombre amoral debe callar para anular su gloria,
todos los hombres debemos cosernos los labios con hilos de plata.
Cerremos los ojos e imaginemos que somos vientos etéreos,
rayos de sol, espumas marinas, humos de palo-santo,
aleteos de mariposa, primaveras eternas.
aleteos de mariposa, primaveras eternas.
Imaginemos que somos breve espacio de tiempo,
el tiempo que tardan en llegar las lágrimas de los ojos al mentón.
Quisiéramos
Quisiéramos ser gaviotas blancas y esbeltas
y vivir en un bergante veloz de la armada atlántica,
pero somos tarántulas escondidas en el desague de un
destartalado pesquero varado en las desérticas arenas
del Mar de Aral.
Quisiéramos ser la estela de una estrella fugaz
y ser el deseo que los niños piden al verla,
pero somos el lado oscuro de esta supernova
que fagocita sus propios jugos estelares.
Quisiéramos ser poetas y cabalgar
en los blancos tules de la vía láctea
que extiende la noche. Pero sólo somos torpes
antorchas que conociendo la brea
se empeñan en combustionar el agua.
A veces, quisiéramos ser tan sutiles y efímeros
como el perfume pasajero de las flores del cerezo,
pero solo conseguimos comernos frugalmente su dulce fruto,
escupiéndonos sus semillas a la cara,
mientras nos emborrachamos con pésimos vinos.
Epístolas desde el exilio
¿Porqué escribes estas epístolas desde el exilio?.
Sabes, que aquí no funciona el correo,
y que a pesar de vivir fuera de casa,
tampoco es tan malo ser un simple extranjero.
Es normal el rechazo que sientes por parte de los hombres
ya que mientras ellos enhebran la aguja tu eres sastre jubilado
y mientras remiendan sus sucias mantas robadas
tu te tapas con edredones de estrellas.
Tú sabes que gozas del sabor del aire salino que a ellos el litoral esconde.
¿Porqué te empeñas en ser pedagogo de tus logros,
cuando ello más que favorecer el aprendizaje ajeno, lo aletarga?.
¿Acaso ello no desata las ignorantes iras de sus egos?.
¿Porqué residir bajo bandera o límite?,
todas las cosas en sus seriadas cajas, exentas de comunicación,
artrópodos urbanos, vortíceos encogimientos en caparazón de caracol.
Mírate los pies y verás que ya no existen,
mírate el dolor y verás que era tan solo un espectro.
¿porqué comenzar cuando debieras ir acabando?
¿Porqué no dejas de escribir epístolas desde este exilio?.
Decisión
He desmembrado mi cuerpo
y lo he entregado a los que carecen de él
y habitan los cementerios.
Total, yo ya no lo necesito.
He devuelto la vida, con mucho amor,
a los gaseados en las nieves europeas.
En Bosnia, he levantado de sus sepulturas
a los niños masacrados para que jueguen a fútbol y coman sandía.
He decidido vivir en un asteroide,
ni muy próximo ni muy lejano
para ver desde allí como quemáis los bosques.
He decidido olvidar mi vida,
mis logros, recuerdos y fracasos.
Practicar la amnesia y la transmutación.
Beber agua directamente de las nubes
balancearme en la luna,
juguetear nuevamente con tantos niñitos acribillados.
He decidido dinamitar los sombreros de copa de los impíos
y oxidar con mi aliento las cerraduras de sus cajas fuertes.
He decidido extender mis escalinatas
para que subáis a poseerme y devorarme
mientras yo os observo en un asteroide
ni muy lejano ni muy próximo.
Sin ropa, techo, posesiones ni ilusiones,
sin cuerpo, espíritu, recuerdos ni compromisos.
No Ser y convenceros del No Ser.
Un nuevo día
La sirena de la fábrica anuncia un nuevo día.
Las luces anaranjadas de la noche cesan su empeño fantasmagórico.
El metropolitano vuelve a vibrar las grises fachadas
de los edificios cuartelarios, pisos de clase media, nicho sobre nicho,
como en los camposantos.
Olor a plástico derretido,
un homeless quema hilos de cobre en un parque degradado,
sus perros luchan por desengancharse de una cópula canina.
Una paloma ahorcada pende de un platanero,
escenografía de posguerra, !qué tontería!, siempre fue posguerra.
Los trenes pasan veloces por el barrio de chabolas,
si frenan, los abordan y desguazan.
Colchones ardiendo, humaredas negras,
niños desnudos beben de los charcos.
Amas de casa limpian el pescado, trocean el pollo,
desenvainan las habas y lloran con las cebollas.
Sus hijos en la calle, destrozan cabinas telefónicas.
Vandálicos, buscan apalizar al niño sensible
que de mayor quiso ser Miguel Hernández
y desmiga una magdalena cerca de un hormiguero.
Amanece con el cráneo destrozado en un descampado,
ensartado en un palo, orinado y quemado.
!Mataron nuevamente a Cristo¡.