Hace unos días, nos dejó, en ese tránsito extraño y amargo por el que todos hemos de pasar, una persona y esto hay que ponerlo en mayúscula y subrayarlo: PERSONA, pues no todos los seres humanos logran alcanzar este también difícil y cada vez más raro calificativo. Se me hizo un nudo en el estómago y pensé algo que ya conozco lamentablemente y que es cíclico, “otra vez se nos fue uno de los buenos”. Truca, así la llamábamos sus alumnos, fue mi profesora durante 2 cursos académicos, en la especialidad de Conservación y Restauración de
Años después de tenerla como profesora de Restauración de talla y policromía, la encontré nuevamente como compañera en el Departamento de Pintura, y entonces, me propuse siempre mantenerla como profesora y maestra por encima de compañera, pues se puede tener muchos compañeros, pero no todos resultan para uno maestros. Es esa connotación sobretodo oriental, aquí escasea, este tipo de personas, te ilustran, claro que sí, en el caso de Truca, brillantemente en esta sutil , bella, agradecida e insustituible área de conocimiento como es
La mantengo en mi cariño y así se lo manifesté la última vez que la vi en un Consejo de Departamento, la encontré desmejorada y me temí que alguna enfermedad pudiera afectarle, pero tan amable y serenamente sonriente como muchas otras veces lo había hecho, llenó con sus aguas dulces y cristalinas mis resecos pantanos. Es cierto, Truca es de esas personas que te dejan lleno, feliz, contento y con ganas, siguiendo su ejemplo, de hacer felices a los demás.
Yo estudié en la facultad la especialidad de Restauración, y lo hice muy motivado, pues iba a conocer los fundamentos físicos y químicos de la noble materia artística. Claro, era un joven pintor con muchas ganas de aprender, y vaya si aprendí de la mano de aquellos magníficos profesores de esta especialidad. Eran tiempos juveniles, de sonreírle a la vida, de estudiar y aprender, de aplicar lo aprendido. No solamente Truca, también Gemma, Nuria, Porta, Palet y el imprescindible maestro de taller Jordi, todos ellos, como uno solo, han generado una imborrable imagen en mi memoria, de buenos tiempos, trabajo bien hecho y equipo excelente de profesionales y pedagogos.
Precisamente, después de este tipo de experiencias, que logran la indudable excelencia de la enseñanza superior de las artes, reflexiono en mi labor docente en cuanto a aplicar en mi metodología y trato humano con el alumnado, todo lo aprendido ante aquellas personas entregadas que nos enseñaron intensamente y generosamente cuanto sabían en una de las disciplinas más formativas y enriquecedoras a las que pueda dirigirse un motivado y dispuesto alumno dela Facultad de Bellas Artes.
El desarrollo actual de mi asignatura en el Laboratorio de Materiales y Procedimientos Pictóricos lo fundamento en un altísimo porcentaje en aquella sabiduría recibida respecto al respeto y pasión por la materia artística, en gran medida en lo aprendido desde aquella área, pero también en la constante atención y amabilidad de sus docentes. Ahora que nos falta Truca, cabe un mayor esfuerzo en cuanto a procurar aplicar en nuestro día a día aquel “savoir faire”, aquella elegancia, amabilidad, capacidad expresiva, dulzura, rigor científico, calidad humana que le caracterizan y que buena falta nos hace, bien seguro a todos, por el bien de este proyecto común, que a menudo se tambalea desde nuestros egos e ineficacias.
Precisamente, después de este tipo de experiencias, que logran la indudable excelencia de la enseñanza superior de las artes, reflexiono en mi labor docente en cuanto a aplicar en mi metodología y trato humano con el alumnado, todo lo aprendido ante aquellas personas entregadas que nos enseñaron intensamente y generosamente cuanto sabían en una de las disciplinas más formativas y enriquecedoras a las que pueda dirigirse un motivado y dispuesto alumno de
El desarrollo actual de mi asignatura en el Laboratorio de Materiales y Procedimientos Pictóricos lo fundamento en un altísimo porcentaje en aquella sabiduría recibida respecto al respeto y pasión por la materia artística, en gran medida en lo aprendido desde aquella área, pero también en la constante atención y amabilidad de sus docentes. Ahora que nos falta Truca, cabe un mayor esfuerzo en cuanto a procurar aplicar en nuestro día a día aquel “savoir faire”, aquella elegancia, amabilidad, capacidad expresiva, dulzura, rigor científico, calidad humana que le caracterizan y que buena falta nos hace, bien seguro a todos, por el bien de este proyecto común, que a menudo se tambalea desde nuestros egos e ineficacias.
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